Muerte antes que deshonor
Law Practice School se creó para cambiar vidas, no para simular éxito. Cuando sostener el decorado consume más que organizar el contenido, el sentido se evapora.
Es evidente que marcamos una era: Cientos de testimonios de exalumnos y exalumnas, algunos en podcasts en este mismo perfil, lo atestiguan.
Descubrimos a más de 800 juristas jóvenes la realidad de su profesión: Más del 95% siguen afirmando que les hizo sentirse, al fin, listos/as para afrontar su futuro profesional; algo que no habían visto en la Universidad ni en ningún otro sitio.
Sé de corazón que lo que hacemos ha cambiado vidas: Seguimos sin conocer ninguna otra marca educativa tan, tan grande, que haya exalumnos por el mundo con su logo tatuado.
Pero por eso mismo tenemos que parar: No puede ser que año tras año gastemos más tiempo y recursos en promoción que en el propio Campus; ni que organicemos galas en edificios históricos para 10 personas.
No sabemos (probablemente nunca sepamos) qué pasó después del COVID para pasar de nuestras horas grandes, en 2019, 20, 21, cuando los decanos de los principales colegios de abogados se repartían la inauguración de nuestros actos y las instituciones se rifaban acogerlos, con ediciones de 100, 200, 300 personas, a las cifras de asistencia de 2022, 23, 24, de 20 o 10 alumnos por edición.
Pero sí sabemos que ni incluir más influencers, ni llevar el Campus a las ubicaciones más privilegiadas (ICAB 2022), ni inyecciones astronómicas de capital que nos obligan a subir precios de matrícula (más de 5.000€ solo este 2025) han sido la solución: Más bien, cada año estamos más contra las cuerdas, cada año hay menos alumnado, y cada año tenemos más promesas incumplidas en consecuencia hacia vosotros, hacia las instituciones, hacia el profesorado, hacia nosotros mismos.
Law Practice School ha pasado de ser un curso hecho en aulas cutres, impartido por magistrados en bermudas (quien lo vivió se acordará) y organizado por unos chavales pero siempre a reventar, a un macro-Campus con residencias, restaurante oficial, discoteca, ubicaciones privilegiadas y galas de clausura con catering y pajarita, pero que se desploma bajo el peso de toda esa estructura y termina haciendo ediciones ‘Lite’ y ‘exclusivas’, con menos prestaciones, de las que ciertamente todo el alumnado sigue saliendo sonriendo, pero que son lo que son: Promesas incumplidas.
Lo que decía al principio: Cuando sostener el decorado consume más que organizar el contenido, el sentido se evapora.
Si Law Practice School tiene que volver alguna vez, debe hacerlo como al principio: Con independencia y sin ataduras. Sin necesitar un número de alumnos para alcanzar un ‘breaking even’ mínimo en relación a la inversión desembolsada en publicidad. Sin compromisos de asistencia para abrir puertas institucionales. En definitiva: Sin costes que lo hagan imposible de ejecutar con los humildes números de cuando empezó.
Porque en 2017 no había nada de todo eso pero ya había magia: Y solo había diez personas.
No era un ‘business plan’, ni un trabajo, ni un proyecto precioso en PDF que presentar a un inversor: Era una institución educativa humilde pero entregada a hacer posible la excelencia con recursos mínimos y para todos/as.
Y lo hicimos.
Podemos volver a hacerlo: Quizás lo hagamos. Pero no de este modo, sino como al principio. Y si tiene que ser, será. “Aunque volvamos a ser doce”. O menos: Pero ofreciéndoos lo que tenemos y está en nuestra mano, solo en nuestra mano, daros. Nada más, y nada menos.
Volvemos en 2026, y esto es lo importante, solamente si vosotros así lo queréis:
Esta vez, queremos hacerlo con vosotros/as desde el principio: Por eso, lanzamos algo diferente. Un sistema de preinscripción transparente, como un crowdfunding.
Si se alcanza el mínimo, se hace: Si no, se devuelve el dinero. Sin letra pequeña. Sin formularios para ‘interesados’. Solo realidades. Solo personas que de verdad quieren estar ahí.
Volveremos en 2026 solo si conseguimos hacerlo con honestidad radical, con independencia y sin compromisos que deformen el alma del proyecto.
Creímos tanto (aún lo creo) que este proyecto cambia vidas, que quisimos todo el mundo en España supiera de él, y que todo quien supiera de él quisiera estar. Quisimos hacerlo aun más grande: Terminamos poniendo en jaque su propia supervivencia bajo tanto peso.
Volvemos a las aulas. Volvemos a la honestidad extrema. Volvemos al DIY. Volvemos al ‘por amor al arte’ y al ‘en las horas libres’.
Si queréis, volvemos. Si no, Law Practice School sigue inmaculada en el recuerdo.
+ Info: https://4fund.com/es/hk3v4m
Gracias a todos/as por tanto.
Héctor
Director LPS